Crónicas de Tarija (reimpresión)

Me he visto en la plaza Luis de Fuentes leyendo este libro.
Quizás en el verano de otro siglo, en vísperas del cabildo
abierto de 1689, cuando aún se afirmaba que el arte de la
música era tan anterior al hombre que bastaba una pizca de
atención para escuchar el canto de la naturaleza en flor.
En esta conmovedora lectura he compensado varios momen-
tos de mi nostalgia. Todos los hombres aspiranos a ser
varios hombres, y yo pienso haberlo logrado. Tengo el
cansancio del cuerpo propio de quien ha hecho la jardinería
del Parque Bolívar y de quien trabajó el viñedo. Mi ánímo
aún se conduele con las imágenes de los soldados de la puna
que descansaban su fatiga a la vera del Guadalquivir. Creo
haberlo visto todo (y comprendido) en estas delicadas pági-
nas. Las crónicas tienen esa intención esencial: que nadie
olvide la fugacidad de otras vidas transcurridas en tiempos
también idos. Su propósito ha sido logrado.
Gonzalo Lema