Fábula es una composición literaria narrativa breve, con personajes principales prototípicos: animales o cosas inanimadas, a los que se atribuye habla y actos humanos. Género literario que contiene fundamentos paradigmáticos, traspuestos en clave lúdica, para provocar posicionamientos éticos y universales. Posee carácter mixto: narrativo y didáctico. No existe fábula sin adfabulación o moraleja; aunque, esta última, discurra soterrada, sin afloramientos ni florituras. Jean de La Fontaine dará fe de ello, en el prólogo a sus Fábulas (1668), al diferenciar fábula propiamente dicha o “cuerpo” y moraleja o “alma”.
Es un género que, desde la antigüedad griega, acompaña al aprendizaje humano. La primera historia, Fábula del ruiseñor, es atribuida a Hesíodo, en Los trabajos y los días (siglo VII a.C.). en Homero no hay fábulas, pero sus comparaciones son animales poseen in nuce el germen del género. En época clásica (siglo V a.C.), Sócrates puso en verso las fábulas de Esopo. Platón la cuestionó, al privilegiar la lógica sobre la estética. Para Aristóteles, no fue género literario, sino un elemento más de la retórica. Sin embargo, el fabulista por antonomasia fue, es y será, Esopo (siglo VI a.C.), por genial y legendario.
Entonces, fábula es territorio global y compartido. Encuentro de zoología y filosofía, animales que enseñan animales y que aprenden, humor y reflexión.
En este libro, El dragón de Komodo y otras fábulas incómodas, propongo 78 fábulas, en homenaje a la tradición de Esopo.