¿Quién diría que para conocer los primeros años de vida de Bolivia tendríamos que acudir a dos autores tan peculiares como el irlandés Joseph B. Pentland y a un anónimo boliviano que firma como “el aldeano”? El primero elaboró el documento titulado Informe sobre Bolivia; que llegó a su destinatario, el Foreign Office británico, en 1827. El segundo, escribió el Bosquejo del estado en que se halla la riqueza nacional de Bolivia con sus resultados, presentado al examen de la nación por un aldeano hijo de ella, que data de 1830, pero ignoramos si efectivamente
llegó “al examen de la nación” como se lo propuso su autor.
Estos dos textos escritos con pocos años de diferencia son a la vez complementarios y antagónicos: ambos describen a detalle la vida de la nueva república, enfatizando aspectos económicos. Pero mientras que Pentland lo hace fríamente, aunque con optimismo, el aldeano expresa su desasosiego ante la crisis de la que era testigo. En esta oposición se reflejan dos posturas y pensamientos económicos: un autor liberal y otro proteccionista; un extranjero interesado en las riquezas del país y un boliviano desolado y preocupado por la apertura del país a las importaciones extranjeras –según él– generadoras de crisis y de pobreza.