En el género policial, está prácticamente prohibido -en prólogos, contratapas y hasta en reseñas- nombrar de partida al culpable de los delitos que presenta la trama del relato. Nada, pues, en tipo “El asesino es el mayordomo”. En cambio, nasa impide presentar, de partida, al investigador de dichos delitos, sea éste Pepe Carvalho, digamos, o Enzo Montalbano o, en nuestro caso, Santiago Blanco. En las dos novelas de este volumen seguimos las aventuras de Blanco en escenarios ajenos, se diría, a su tradicional entorno cochabambino. En Hola, mi amor, lo hallamos rondando por Villamontes y, en Hablemos con prudencia de nuestros muertos, lo encontramos en Samaipata, camino de retorno a Cochabamba. En contraste con relativos previos, estas dos novelas vienen narradas en primera persona. en Hola, mi amor, el propio Blanco toma la palabra y, en Hablemos con prudencia…, la narradora en Sarita Kent (pintora inglesa, residente en el lugar). Obviamente, la subjetividad de los narradores -también personajes- tiñe de colores propios el relato de las aventuras del “Gordo” Santiago Blanco, tanto en Villamontes como en Samaipata. ¿Qué más se puede decir sin revelas los temas y problemas en las tramas de las novelas? Quizá, se puede decir que, como siempre, Blanco no deja de comer todo lo que puede o encuentra a su paso. De ahí lo de “Gordo” que explicita Sarita Kent.
Luis H. Antezana
Hola mi amor. Hablemos con prudencia de nuestros muertos
Bs.150.00
Autor: Gonzalo Lema
Editorial: Plural
Idioma: Español
ISBN: 9789917340409
Encuadernación: Tapa blanda
Disponibilidad: Hay existencias
Peso | 0.593 kg |
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