La ancestralidad de Kirki Qhañi es futural, actual y contextual a la vez que reconoce pérdidas de cantos y ritualidades que procura restablecer a través de su recuento. La futuralidad de la poética ética y estética de Elvira Espejo es, como la de las actuales oralituras, una forma de resignificar los tejidos sociales sin perder los hilos, ni alterar las matrices básicas.
Elvira Espejo es una traductora entre culturas capaz de hacernos ver, pensar y sobre todo sentir. El carácter multimedia de su obra nunca se completa en sí mismo, siempre es un llamado a lo colectivo a la vez que un llamado a escuchar, textural, entretejer miradas. Su obra de sami colectivo es una propuesta sentipensante en donde la oralidad, la escritura literaria alfabética y las grafías comunitarias, como el tejido, se combinan y confluyen en lo que he llamado oralitegrafías para referirme a la producción multimodal de algunos escritores indígenas actuales.
Kirki Qhañi es un llamado a la construcción de casas y lugares desde donde podamos conversar y converger preservando nuestras diferencias aunque con horizontes en común. Así como el ave chiru chiru, a quien se insta a construir en la parte más alta del barranco, desde donde pueda tener una visión de conjunto para protegerse de los depredadores, aquellos incapaces de construir paredes de adobes de azúcar, de recibir los cantos de las abuelas, crear con piedras pesadas, o hilos livianos, y respetar el baile de Chinchilla.
Las poéticas rituales de Kirki Qhañi, petaca que contiene agua limpia de las acequias y de los ríos profundos del cielo y de la tierra, son frutos de un cultivo ancestral y futuro, un aporte sensible al tejido complejo de nuestros mundos, para estar siempre creciendo como el árbol del molle:
Plantada y plantada
está muy bien plantada
Miguel Rocha Vivas
Universidad Javeriana, Bogotá, Cundinamarca, 2021