La mit’a religiosa: cargos festivos, religiosidad y organización social en Tapacarí (Cochabamba) en la segunda mitad del siglo XVIII

Bs.39.00

Autor: Alber Quispe Escobar
Editorial: Centro de Investigaciones Sociales
Idioma: Español
ISBN: 9789997462824
Encuadernación: Tapa blanda

Disponibilidad: Sin existencias

El concepto de la mit’a es un tema recurrente al tratar el sistema colonial andino, especialmente con referencia a la mit’a minera de Potosí. Esta institución ha inspirado muchos trabajos y se ha considerado uno de los ejes del dominio hispánico en América. Pero el trabajo de Alber Quispe (“La mit’a religiosa. Cargos festivos, religiosidad y organización social en Tapacarí (Cochabamba) en la segunda mitad del siglo XVIII”) abre otra perspectiva sobre la institución de la mit’a tal y como se encuentra en los pueblos rurales andinos. Como el autor insiste, la palabra mit’a significa “turno”, y se utiliza en muchos ámbitos sociales, además del minero, y no necesariamente asociada con la explotación.

En este libro, la mit’a significa “una estructura jerárquica de cargos ocupados por turnos… relacionada con la reproducción de las fiestas religiosas”. Esta estructura es la que Quispe llama la “mit’a religiosa”, y está en el centro de su trabajo pionero sobre el sistema de los cargos en un “pueblo real” de Cochabamba, San Agustín de Tapacarí, hacia fines del siglo XVIII.

Sin duda, se encuentra en Tapacarí, en lugar del peso de la explotación minero-colonial, el peso de las exacciones eclesiásticas. Pero Quispe no se queda en el marco del dominio hispánico, sino reconoce que, para el siglo XVIII, el sistema de los cargos involucraba a toda la sociedad indígena en la reproducción de los ayllus, porque los cargos se distribuían a través de estos. También expresaba “una parte importante de la concepción religiosa india relacionada con el ciclo agrario, humano y animal”. Y, al mismo tiempo, se ligaba con las categorías tributarias, con el acceso a la tierra y con la organización de la tributación indígena.

Así, el estudio de Alber Quispe trasciende la crítica de la mit’a minera para buscar las formas distintivas de la distribución equitativa de los cargos religiosos en el contexto de un pueblo rural cochabambino. Muestra cómo, en la segunda mitad del siglo XVIII, todo el sistema social y político de los ayllus de Tapacarí participaba en la refundación anual del mundo sagrado de la doctrina.

Aquí, Alber entra en un terreno aún poco conocido para muchos historiadores de la Colonia; un terreno donde, en lugar de limitarse a las estructuras coloniales expresivas del poder de “ambas majestades”, se reconoce la otra cara de la medalla, es decir, la agencia indígena dirigida a la apropiación de las formas católicas dentro de un mundo —vasto, variado y poco visible— de fuerzas cosmológicas y prácticas rituales subyacentes en todos los procesos productivos y reproductivos. Se trata de la gestión de un cristianismo andino, como parte de la historia cosmopolita de los ayllus.

Los cargos religiosos han sido estudiados, clásicamente, en México, pero también en Perú, en Chile, en la misma España y en otros países, además de Bolivia. Se impone una comparación entre los diferentes sistemas de cargos escalonados, y su relación con las ideas, las organizaciones y las prácticas populares en cada país y región. El calendario católico y el sistema de cargos subyacen en todas las fiestas que se desarrollan, anualmente en América Latina y España, cada una con su propia historia local.

Entonces, si bien la mit’a es una palabra andina, no tiene en sí ninguna implicancia de “explotación”, sino más bien de “equidad”. Las distorsiones a que haya llegado en determinados contextos coloniales son otro cantar. Y la idea de “turno” tiene una distribución aún más amplia. Aquí, surge la pregunta de si los gastos de los alféreces, los mayordomos y los priostes de turno fueron reconocidos por todos como parte de su afiliación comunitaria, o si algunos podían sacar beneficios personales de su gestión.

En este contexto, el trabajo de Alber Quispe es un aporte muy valioso. Bien escrito y lúcidamente conceptualizado, se basa en investigaciones minuciosas realizadas en diversos archivos de Bolivia y España. El autor ha podido cosechar y cotejar nuevos documentos para producir una imagen renovada del Tapacarí tardío-colonial.

Y como todo buen historiador, también ha visitado y conoce su pueblo de estudio. El libro reproduce una tesis de maestría que ha sido premiada por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Vicepresidencia de Bolivia, en La Paz. Felicitamos a Alber por haber producido una contribución a la historia religiosa e indígena de Bolivia tan sólida e importante.

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