La desmaterialización del dinero es un proceso de larga historia. Pero la acelerada generalización de medios de pago sin ninguna referencia material hace que se perciba a la economía cashless como un fenómeno moderno y reciente. Los avances tecnológicos de las últimas décadas han sentado las bases para que en nuestra economía haya cada vez más gente dispuesta a probar métodos de pago que no tienen expresión material en papeles o metales, porque estos métodos se han hecho cada vez más cómodos, simples y confiables. Con ellos las transacciones se facilitan y aceleran, y los flujos económicos abarcan cada vez más mercancías y más territorios, exigiendo menos tiempo y bajando costos. En Dinero en una economía digital se estudia la emergencia de estas nuevas formas del dinero en un país de bajo desarrollo productivo y alta informalidad. Se destaca el rol de las instituciones financieras y los desafíos que enfrenta para mejorar los servicios en una economía de limitada bancarización y complicada normativa, y se estudian los comportamientos de la gente en un momento de mucho temor a la pandemia, de desconfianza hacia la autoridad y de incertidumbre institucional. Las nuevas tecnologías resaltan entonces con nitidez cuando por experiencia compartida la gente aprende a usarlas para facilitar sus transacciones, mejorar su vida y reactivar su economía. El país se beneficiará mucho si logra aprovechar estas oportunidades y facilitar el acceso de la gente a las ventajas de la inclusión financiera, de modo que nadie quede atrás.