Poeta, escritora, educadora, polemista, pensadora, feminista son adjetivos que reunidos en una sola persona, dan cuenta de su relevancia como ser humano. Y se agigantan si sabemos que esa persona fue una mujer nacida en el siglo XIX, cuya vida transcurrió en una ciudad de poco más de treinta mil habitantes y pasó la mayor parte del tiempo dentro de las cinco cuadras que rodeaban la plaza principal. Sin embargo, cuando nos referimos a Adela Zamudio esos adjetivos quizás resultan insuficientes. Porque además de ser una escritora, fue precursora de la literatura femenina en Bolivia. Además de ser una educadora, fue pionera de la educación de las niñas. Más que polemista fue una valiente pensadora, punzante y desafiante, que se enfrentó sin dobleces y en soledad al establishment de la época. Más que sostener una postura feminista, su vida y su obra no sólo inspiraron a muchas mujeres de su tiempo, sino que redundaron en un avance cierto en la conquista de su independencia.
Entonces, ¿quién fue realmente esta mujer extraordinaria? Es la interrogante en que se adentra esta novela, aventurándose en un viaje a su cotidianeidad, con la ciudad de Cochabamba como uno de sus protagonistas.