El gol (y la literatura) es una consecuencia del buen hacer. Muchos de los relatos que forman parte de este libro hablan de nuestros mejores años, la niñez despreocupada, juguetona y feliz. Ya lo dijo el español Javier Marías: “el fútbol es la recuperación semanal de la infancia”. Pero también se transpira dulce nostalgia, pasiones y viejos recuerdos. Y una rara simpatía por esas derrotas que te persiguen por siempre, por las alegrías lejanas que volverán mañana, por aquellos equipos que ya solo ganan en nuestra memoria, por aquellas viejas escuadras (Stormers de Sucre, Bata de Quillacollo, Wilstermann Unificada de Potosí…).
En DOMINGOS POR LA TARDE jugadores legendarios como Tamayá, Garrincha y Chichi Romero vuelven a patear pelotas como personajes de ficción; retornamos al Monumental de River para festejar un empate del “Rojo aviador”; viajamos a los años sesenta para averiguar el misterio del descenso de Bolívar; nos zambullimos en hinchadas enamoradas; nos olvidamos de los antihéroes y los villanos; resucitamos a nuestros abuelos y abuelas con el fútbol como vínculo; y derrotamos prejuicios machistas a punta de balonazos contra todos los cristales. La pelota está en la cancha de todos los lectores.