El katarismo es un libro escrito cuando Bolivia, como otros países de América Latina, vivía el boom del marxismo en sus distintas interpretaciones. Se sentía la influencia de la Revolución Cubana de principios de los años sesenta, de la experiencia guerrillera de Ernesto Che Guevara en Ñancahuazú, en 1967, y de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Teoponte de los años setenta. Al calor de estos acontecimientos, la izquierda boliviana pensaba que la revolución obrero-campesina estaba a la vuelta de la esquina.
Está claro que lo indio para la izquierda no existía, a no ser que se “desindianizara” o se convirtiera en campesino, para ser un apéndice de las luchas de la vanguardia revolucionaria de los mineros y obreros del país […]. En este contexto, la obra de Hurtado adquirió muy pronto un gran número de lectores porque, además, representaba un acercamiento al movimiento katarista desde la palabra de sus protagonistas y algunos de sus líderes, proponiendo un enfoque que se desmarcaba de la vieja izquierda boliviana.