Prólogos y epílogos Seguido de un post scriptum

Hay pocos autores, en la historia del pensamiento boliviano, con la capacidad de profundizar en el lenguaje de los textos estudiados como Antezana. Esta mirada analítica, develadora de sentidos, le da a su obra su particularidad. Una lección que enseñaron estructuralistas y posestructuralistas es que somos seres de lenguaje, que todo pensar, que toda historia, que toda ideología, se produce en y por el lenguaje. Antezana, al seguir este tipo de aproximación, renueva la forma de acercarse y entender la literatura, la sociedad y la historia de Bolivia. Este tipo de lectura/análisis se apoya en la diversidad de teorías que maneja, que van desde la semiótica hasta los discursos sociales pasando por el fútbol como hecho estético. En esta aproximación analítica radica su novedad y aporte al pensamiento boliviano. A diferencia de nuestros pensadores clásicos -Gabriel René Moreno, Carlos Medinaceli, Franz Tamayo, Alcides Arguedas-, muy mediados por necesidades históricas y/o ideológicas, la capacidad conceptual y analítica de Antezana es determinante en darle cierta rigurosa objetividad a su pensar. Además, sus lecturas son formas de pensar que van más allá de los textos estudiados. Al indagar los sentidos de un lenguaje -literario, social, futbolístico- el crítico no se recluye más y más en el texto, sino que, al contrario, se abre a procesos históricos y sociales de mayor alcance. De ahí nace su visión y pensamiento.

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