“No me vendo como escritora, ni pretendo serlo”. Tajante como un cuchillo, Yovinca se presenta así misma con esta afirmación que repite a troche y moche sin que le quite el sueño, ni la despeine. Más bien, la retrata como la artista honesta, humilde y lanzada que todos conocemos. Escritora, o no, es innegable que es una autora declarada de obras muy apreciadas por el público juvenil al que sabe llegar de manera certera; y es precisamente ese cariño, esa conexión que ya tiene con tantos jóvenes el que la pone a maquinar el siguiente proyecto para su público, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente. Es como una fábrica de oportunidades que siempre convierte sus ideas en acción.
No hay que perder de vista que antes de lanzarse a las novelas juveniles, lo que la empujó a escribir fueron sus pininos en la dramaturgia, ya que el deseo de plasmar una historia personal en las tablas, la llevó a construir imágenes y escenas para contar la trama, las que luego tuvo que hilvanar con lo que fuera su primer guion teatral. Primero fue “Septiembre” y más tarde se sumaron “Solos” y “Hasta pronto Santa Cruz”. Estas tres obras no solo forman ya parte de la memoria teatral local y nacional, sino también de esta publicación que de seguro inspirará futuras puestas en escenas y a futuros nuevos dramaturgos.
Cuando una persona, una artista, produce tanto, no queda más que aplaudir, agradecer y disfrutar.
Jorge Nazra Torrico