George Ivanovitch Gurdjieff (1869-1949) fue un adelantado a su época. Un maestro espiritual sagaz y misterioso, al que consideraban mago, brujo o directamente embustero. Lejos de alentar una vida cómoda, empujaba a sus discípulos al abismo, más allá de los libros y de la mente.
Echó los rastros de su vida al fuego y enloqueció a sus biógrafos. Decía poseer la llave de un conocimiento perdido en el tiempo. Sobrevivió a dos Guerras Mundiales, a tres heridas de bala y cautivó a las mentes más brillantes de su era. Matemáticos, músicos, arquitectos, intelectuales, empresarios&uno tras otro caían a sus pies.
Fundó la Escuela del Cuarto Camino donde impuso el sello que lo haría conocido en el mundo entero. Sus ideas sobre la búsqueda de la verdad, el hombre moderno, el recuerdo de sí, las danzas sagradas y la simbología del autoconocimiento inscripta en el Eneagrama, conserva una actualidad irresistible.