Los papeles de Narciso Lima-Achá tienen una historia. Queremos referirla brevemente para conocimiento del lector.
Ante todo, ha de saberse que estos papeles no llegaron a nuestras manos en circunstancias extraordinarias ni mucho menos, sino que los recibimos por pura suerte, o, si se quiere, por mera inercia. Con toda evidencia, son dos sus autores: un tal Carlos María Canseco y Narciso Lima-Achá. No imaginábamos ni remotamente la sorpresa que nos depararía un paquete que recibimos cierto día y que en efecto contenía los manuscritos que, más tarde, con la intención de darlos a la estampa, bautizaríamos con este nombre: Los papeles de Narciso Lima-Achá.
Jaime Saenz
«Me llamo Narciso Lima-Achá. Nací en Macata, un pueblo de la provincia Omasuyos (departamento de La Paz). A muy tierna edad fui traído a la ciudad por un tío mío, después de la muerte de mis padres, quienes encontraron trágico fin en un accidente. Dicho tío era hermano de mi padre, y quedó como apoderado de los pocos bienes que hube heredado, hasta que yo llegase a la mayoría de edad; y a él se debe el apellido que llevo, y que me puso arbitrariamente cuando me hizo bautizar, poco antes de traerme a La Paz, según llegué a saber más tarde; pues mi tío Luis-así se llamaba él- consideraba como una desventaja el que yo llevase mi verdadero apellido, toda vez que la gente de la ciudad, llevada por el prejuicio, dizque iba a despreciarme, lo que hubiese ido en contra de los proyectos de mi tío, destinados a hacer de mí todo un doctor y un caballero. Soy mestizo, y en realidad me llamo Narciso Limachi. Tal es mi verdadero nombre. Pero me quedé con el de Narciso Lima-Achá. ¡Qué apellido ridículo! Seguramente a mi tío se le antojaba muy distinguido, y de eso no cabe duda».