Los límites del desarrollo basado en el crecimiento del PIB y en el descontrolado cambio tecnológico con sus efectos adversos en el bienestar, en la precarización del trabajo y en el riesgo climático, han impulsado la búsqueda de «otro desarrollo», centrado en el bienestar pluridimensional que equilibre el crecimiento económico inclusivo con el medio ambiente y con la realización en el trabajo.
Los clásicos, más allá de los determinantes del crecimiento, se preocuparon por la felicidad humana, mientras que la economía convencional entronizó la tecnología como varita mágica del crecimiento ilimitado para alcanzar una sociedad consumista y tecnológica, subestimando el riesgo climático.
El «otro desarrollo», si bien nació en el norte con la economía del decrecimiento, los cuidados, los bienes comunes, se irradió en el Sur con los enfoques y experiencias políticas en busca del Buen Vivir y el Vivir Bien, de manera que el logro del bienestar guarde un equilibrio con la comunidad y la naturaleza.